Las obras de las Artes Plásticas suelen ser un poco el espejo del artista que las ha creado. Como en el caso mío: A veces actúo espontáneamente y sin pensar. Así he pasado a lo largo de mi vida por grandes riesgos, pero también me gusta poner las cosas en orden y controlar mi vida.
Son casualidades que crean el principio de mis cuadros; una superficie desigual con líneas salvajes. Esas líneas contornean segmentos de diferentes tamaños. Intento seguir los caminos de esas casualidades/azares. Quiero dirigirlas en un orden o un sistema para someterlas a mi idea del cuadro finalizado. Una idea que se desarrolla lentamente, capa por capa.
Ambos procesos se repitan muchas veces durante la creación del cuadro: trazos libres de color versus líneas rectas; formas de la naturaleza que dominan la geometría y al revés. Es una interacción permanente, los elementos casualidad y orden a veces se complementan y otra vez se repelen.
A este juego le dedico numerosas capas colocadas una encima de otra hasta llegar a una armonía dentro del cuadro. Es ahora cuando espontáneamente se me ocurre un título.